Soy mujer, y estoy orgullosa de serlo. Tenía muchas posibilidades de haber nacido hombre, tantas como el cincuenta por ciento, seis de una docena, la mitad de un entero...pero la balanza se inclinó por “el rosa” y “el azul” quedó relegado en el armario del olvido.
Y por si fuera poco y para más inri nací en enero de 1975!, cinco meses antes de que la legislación del Código Civil cambiara.
Dicho Código Civil dictaba cosas como que la mujer estaba obligada a obedecer al marido, a seguirlo dondequiera que fijara su residencia, que el marido era el representante de su mujer y que ésta no podía, sin su licencia, comparecer en juicio por sí o por medio de procurador... Dios mío, sólo cinco meses antes!!...y todo esto me suena a chino mandarino.
Ahora no sólo vamos a juicio sin nadie que nos lleve de la mano, sino que la mayoría de las veces que nos acercamos al juzgado es para denunciarlos a ellos o para solicitar la demanda de separación. Si alguna vez tengo un representante, espero que sea un Christian con pinta de Drag y que sea para llevarme al estrellato. He vivido con otra mujer, sin que fuera motivo de cuchicheos en el vecindario y me casaré (o no) y tendré hijos cuando encuentre al hombre “ideal”, si es que alguna vez lo encuentro, y no porque “ya tienes 32 años, bonita y te vas a quedar para vestir Santos!”.
Doy gracias a mi madre por haberme parido cinco meses antes de que la legislación cambiara! Si soy franca, doy gracias al cielo por haber venido al mundo cuando otros lo dejaban!. Y más afortunada me siento por haber nacido en época de transición, ya que la necesidad de demostrar nuestra valía nos ha hecho ser una raza de mujeres fuertes. Soy mujer y tengo 32 años, los mismos que la Democracia.
Y la Democracia aún está en pañales, como la igualdad entre los hombres y las mujeres. No me considero una feminista empedernida, ni una ridícula progresista sin sujetador con pancarta subversiva. Simplemente una mujer de mi tiempo, que pretende llevar a cabo su plan de vida como mejor lo entiende y como mejor se lo han sabido transmitir sus predecesores, educados en esa desigualdad, pero que creo, abrazaron la venida del cambio con entusiasmo y esperanza para sus hijos.
Reitero lo dicho, no soy ninguna feminista radical que odie a los hombres por su simple condición de hombres. Al revés, en algunos casos sufro al verles dar palos de ciego al intentar comprendernos, me da pena verles cual vaca sin cencerro, perdidos en toda esta confusión de la igualdad. Me hace gracia ver a algunos tan confundidos y hasta me enternecen sus intentos de sacar su “lado femenino” sin ningún éxito. Y es que ellos también están viviendo esta época de transición igual que nosotras y al final (y en algunos casos) son los peor parados. No saben si abrirte la puerta y dejarte pasar primero o empujarte y pasar ellos en primer lugar cueste lo que cueste y caiga quien caiga, no vayan a tacharles de machistas y encima se lleven una leche con el Código Civil actual.
Por supuesto todavía queda mucho gallito de corral suelto por ahí dispuesto a seguir siéndolo y marcando territorio cual perro en celo... pero cada vez son menos y más “apaleados” y creo que las perreras acabarán llenándose de chuchos de dudoso pedigree.
Pero tiempo al tiempo, que será el encargado de poner las cosas...y los huevos, en su lugar.
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4 comentarios:
Cuanta sensatez hay en el articulo, no se podia expresar mejor.
Nadie es más que nadie porque le cuelgue algo entre las piernas. Ni tampoco se defiende mejor a las mujeres odiando a los hombres.
TODOS IGUALES, TODOS UNIDOS.
A valorar la gente por su capacidad y no por su sexo.
JUAN
Corroboro lo que dice Juan, lo único en lo que no estoy de acuerdo es, que, porque seas progresista no tienes porqué ser ridícula. Ese comentario no creo que haya estado acertado.
Ala a seguir escribiendo AR que cada día lo haces mejor.
Me parece estupendas las críticas, para eso cuelgo mis pensamientos en este blog... pero firmen sus críticas, Sres!, que no estamos en el "outlook" y no podemos saber la identidad de los remitentes.
AR
lo siento, soy MdM
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