10 abril 2007

YO DIMITO

ME ACABO D QUEDAR MUERTA!!!
YO HACIENDO DIBUJITOS Y MANDANDO BESOS A TODO EL MUNDO PARA ENCONTRARME CON LO Q ME ENCUENTRO.
ESTE BLOG YA NO ES LO Q ERA...VEO A LA GENTE TIRANDOSE LOS TRASTOS A LA CABEZA Y SACANDO LO PEOR D CADA UNO...
Y ES Q ESTO YA ES A VER QUIEN PUEDE MAS.
Y YO DESDE AQUI OS MANDO SALUDOS Y DIMITO.
SI "D I M I T O"
NO ME GUSTAN ESTAS COSAS Y ESPERO ALGUN DIA RECUPERAR LA INTENCION D ESTE BLOG, CACHONDEO SIN OFENSAS NI ANONIMATOS.
SYLVYKY :(

2 comentarios:

Anónimo dijo...

SILVIA no cambies y sigue escribiendo, dibujando y siendo tan creativa. Las aguas volveran a su cauce y todo volvera al sentido inicial de este blog.

UN BESO, JUAN

Anónimo dijo...

¿Puede ofender un anónimo?
“No ofende quien quiere sino quien puede”.

Muchas veces hemos oído este refrán, no pocas, seguramente, lo hemos dicho, o al menos lo hemos pensado. ¿Por qué? ¿nos hemos parado a pensar si realmente es cierto o no?

Generalmente nos sentimos dolidos, ofendidos cuando el que lanza el insulto o la palabra hiriente es un ser querido, alguien cercano a nosotros o alguien a quien admiramos. Las peores ofensas provienen, en principio, de las personas que más nos importan, de aquellos a los que más queremos; así, si alguien no logra ofenderte es porque esa persona no te importa, porque no hay ningún tipo de unión afectiva entre ambos.
De hecho, seguramente si viéramos a un desconocido lanzando insultos por la calle, interpretaríamos que no nos lo dice a nosotros y no nos sentiríamos heridos u ofendidos.

¿Como podemos explicar que un desconocido “no sea capaz de ofendernos”?

La explicación es relativamente sencilla. Para que alguien nos ordene debe tener potestad para ello (ser nuestro jefe, por ejemplo), para que alguien nos juzgue debe tener poder para ello (sólo un juez puede condenar a una persona a ir a la cárcel). Lógicamente no podemos sentirnos igual cuando nos insulta un amigo, un familiar o en definitiva, alguien por quien tenemos algún tipo de sentimiento positivo, que cuando lo hace un completo desconocido o una persona por la que no sentimos ni el más mínimo aprecio, pues ésta última no tiene “el poder” de ofendernos con sus palabras, por muy duras u ofensivas que sean o pretendan ser.
De este modo, podemos ver que es el receptor del insulto el que malogra la intención del emisor, es decir, no dejar que se cumpla su intención de ofender.
Por todo ello, tal y como el refrán dice, no ofende quien quiere sino quien puede.
¿Porque una persona decide insultar a otra desde el anonimato?
Para esto no tengo respuesta; al fin y al cabo, analizar un refrán es mucho menos complicado que analizar la naturaleza humana.

PD: Silvia, es la primera vez que escribo y lo hago para mandaros también a todas un montón de besos, y especialmente a ti para que no te tomes las cosas así.